12.1 Introducción

Un agente de apoyo mutuo ayuda a personas que se encuentran en situación difícil, por el auténtico deseo de acompañarlos en su camino hacia el logro de la plena autonomía y del control de su propia vida. Esta importante tarea requiere que el agente de apoyo esté él mismo en buena forma y constituya un modelo de persona que sabe cuidar de sí misma.

El presente capítulo proporciona al profesional los conocimientos básicos en el ámbito del autocuidado y del bienestar en el entorno laboral, junto con las formas de presentarlo a los futuros agentes de apoyo.

12.2 Resultados de aprendizaje

El objetivo principal del programa es preparar a los profesionales para formar a los futuros agentes de apoyo mutuo en todo lo relacionado con el autocuidado, con la intención de que logren los siguientes objetivos:

  • Mejorar el autoconocimiento
  • Analizar eficazmente las áreas de la propia vida en términos de satisfacción.
  • Adquirir conocimientos sobre los distintos métodos de autocuidado diario.

12.3 Cuidado personal y bienestar en el entorno laboral

Cuando ayudamos a otras personas, los límites entre el trabajo y la vida privada pueden resultar a menudo confusos. Para las personas sin hogar, a menudo los agentes de apoyo se convierten en las únicas personas con las que pueden desarrollar una relación más estrecha o con las que pueden mantener una conversación significativa.  Por lo tanto, algunos de ellos pueden buscarlos sin tener en cuenta el día de la semana o la hora del día. Las tecnologías modernas lo ponen muy fácil. Son los agentes los que deben establecer los límites necesarios y será una tarea más fácil siempre que hayan hecho los «deberes» con respecto al autocuidado.

Al abordar el tema del autocuidado, hay que deshacerse de los estereotipos y entender que invertir en uno mismo no significa ser egoísta. De hecho, al cuidarse a sí misma, una persona estará en mejores condiciones de cuidar a otras personas. Se encontrará en mejor forma – tanto física como emocionalmente – y habrá adquirido conocimientos prácticos que le ayudarán a guiar a otros en su autocuidado. Otra consideración importante es que cuidarse a sí mismo significa ser bueno, pero no permisivo con uno mismo, en la esfera mental, física y espiritual.

Las formas más sencillas de autocuidado son las siguientes:

Esfera física: dormir y descansar lo suficiente, comer sano, hacer ejercicio físico, cuidar el cuerpo.

Esfera mental: ser consciente y responder a las propias necesidades y emociones, mantener una actitud observadora hacia uno mismo y mantener un buen contacto con la familia y los amigos.

Esfera espiritual: tener una visión positiva del funcionamiento de las cosas (sentido de la vida, el bien y el mal, la vida y la muerte, etc.), estar en contacto con la naturaleza, dedicar tiempo a prácticas que nos puedan resultar beneficiosas como rezar o meditar.

Es necesario encontrar un equilibrio adecuado entre estas esferas. Cuidar de uno mismo es una forma de construir la paz interior en medio de las inquietudes y las preocupaciones diarias.

Autoconocimiento y autodistanciamiento

Para estar preparado para trabajar con otras personas, primero hay que conocerse mejor a uno mismo. Trabajar con otras personas puede exigir mucho. Ayudar eficazmente a los demás depende en gran medida de la actitud positiva y distanciada de la persona que presta ayuda hacia sí mismo y esto requiere autoconocimiento.

La mente como un entramado de creencias negativas

Las creencias sobre uno mismo, sobre el propio trabajo, así como sobre las personas a las que se cuida tienen una poderosa influencia sobre el rendimiento en el trabajo y en la asistencia. La mente humana a menudo genera creencias y pensamientos que no son útiles, sino que, por el contrario, limitan el rendimiento personal y, en consecuencia, el rendimiento en las interacciones con los demás. Algunos ejemplos son creencias como «Este trabajo no lleva a ninguna parte«, «A la gente no le gusta cómo soy«, «No soy lo suficientemente bueno para esto«, «No se les puede ayudar«. Observar con atención los propios pensamientos permite distanciarse de esas creencias y, en consecuencia, de los esquemas de comportamiento negativos. Entonces se pueden sustituir por creencias positivas realistas.

Cada persona tiene su propio conjunto de creencias negativas. Estas se originan en las experiencias de la infancia y en el entorno en el que la persona ha vivido. Las creencias negativas son el terreno en el que prospera la baja autoestima. Una persona con baja autoestima difícilmente puede ser de ayuda para personas que tienen ese mismo problema. Esas creencias inhiben el desarrollo de la persona en cuestión e influyen en todos aquellos con los que entra en contacto. Merece la pena trabajar en estas creencias tanto por el bien propio como por el de los demás.

La baja autoestima y el insuficiente cuidado de sí mismo perjudican a la mayoría de las personas afectadas por el sinhogarismo. La situación se ve agravada por los estereotipos que circulan sobre las personas sin hogar. Muchas veces, de hecho, se sienten decir que ellas mismas son las culpables de su situación. Además, se tienen que enfrentar al rechazo y al fracaso en numerosas ocasiones. Las experiencias negativas, que prevalecen en sus vidas, no hacen más que confirmarles sus creencias negativas. Por tanto, necesitan darse cuenta de que se trata de creencias, no de la realidad, y que la realidad empezará a cambiar cuando lo hagan sus creencias.

Búsqueda del equilibrio, el Círculo de la Vida

La vida de cada persona incluye varias esferas: la vida familiar, la vida profesional, las relaciones sociales, la salud, el desarrollo personal, etc. El desequilibrio se manifiesta en situaciones en las que, por ejemplo, al dedicarnos en exceso al trabajo nos olvidamos del descanso, o al dedicarnos totalmente a la familia, nos olvidamos de nuestro desarrollo y realización personal. La condición para lograr el equilibrio en la vida es ser conscientes de las áreas que la componen y de la importancia que damos a cada una de ellas. Un conocido psicólogo polaco, Wojciech Eichelberger, compara la vida con un pastel: «La vida es como un pastel, que consta de varias partes diferentes, pero profundamente interconectadas. Cada parte es un área que hay que gestionar, por ejemplo, el sueño, la dieta, la salud, el ejercicio, el trabajo, las relaciones, la familia, el desarrollo espiritual y personal, las pasiones, el entretenimiento, la relajación. Estamos bien cuando organizamos estas áreas de la vida de manera adecuada, y cuando alcanzamos al menos un nivel aceptable de satisfacción en las esferas que consideramos más importantes.»

El concepto de “la vida es como un pastel” se puede convertir un ejercicio interesante para que la persona examine con honestidad el nivel de satisfacción en las distintas esferas de su vida. Para empezar, es necesario tener en cuenta que el «pastel» puede ser diferente para cada persona, por lo que la imagen que se muestra a continuación sólo sirve como sugerencia. Después de nombrar todas las partes que componen el propio pastel, la persona involucrada en el ejercicio puede marcar el nivel de satisfacción en cada área, trazando una línea a la altura que representa su satisfacción utilizando una escala del 1 (cerca del centro – baja satisfacción) hasta el 10 (alta satisfacción) que coincide con el borde exterior del pastel (véase el ejemplo abajo). Tras conectar todas las marcas, se crea una imagen que representa el grado de satisfacción de una persona con su propia vida. El resultado puede ser utilizado para una reflexión individual y como motivación para planificar algunos cambios en las propias prioridades para el futuro.

Estrategias para el cuidado diario

En las últimas décadas se ha prestado atención a la relación entre la eficiencia en el trabajo y el hecho de tener una vida personal satisfactoria. A continuación, presentamos algunos recursos que se pueden aplicar para cuidar más eficazmente de uno mismo, útiles en la vida cotidiana y en los momentos más difíciles.

  • Cultivar la paz interior

La paz mental es la base para disfrutar de la vida y del trabajo. Aunque muchas personas pueden pensar que alcanzar el estado de la paz mental es poco realista, pocas pueden negar que se debería hacer algo al respecto. La clave es verlo como un proceso más que como un estado. Avanzar en ese proceso requerirá seguramente algo de valor, algo de perspicacia y distanciamiento, algo de disciplina y, tal vez, la ayuda de alguien, pero es un esfuerzo que merece la pena realizar.

  • Estar presente

Es recomendable familiarizarse con la práctica del mindfulness, cuyo supuesto fundamental es estar «aquí y ahora». La práctica básica de la atención plena diaria es relativamente sencilla: basta con mirar todo lo que nos ocurre cada día sin criticar ni juzgar, asumir la realidad con serenidad en la medida de lo posible y evitar quejarse, que lejos de ser útil agota nuestras energías. Se trata de distanciarse de los pensamientos y emociones estresantes: reconocerlos y dejarlos ir, sin someterse a ellos. Se trata de no preocuparse por el pasado o el futuro, sino de centrarse en el presente en toda su riqueza. Se trata de preguntarse y/o recordarse permanentemente lo que es realmente importante y lo que es real.

  • Limpieza

Mantener el hogar, la habitación y el lugar de trabajo ordenados es un aspecto importante del cuidado personal en el día a día. Cuidar nuestro entorno inmediato es un buen primer paso para cuidarnos. El entorno puede y debe tener un efecto estimulante en sus habitantes. Mientras limpiamos y reorganizamos nuestros espacios, no debemos olvidar pensar también en nuestra relajación y descanso.

  • Trabajar en uno mismo con constancia

El éxito en la vida no es una cuestión de fortuna, sino de trabajo personal. Este principio se aplica tanto a la vida profesional como a la personal. Al desarrollar nuestras competencias personales, aprendemos a ser más conscientes de nuestros actos, a controlar nuestro nivel de estrés, a decir que no y, en general, a comunicarnos mejor con los demás.

  • Gestión del tiempo

El tiempo es uno de los bienes más preciosos que tenemos. Merece la pena aprender a respetar el tiempo propio y el de los demás. También es correcto esperar ese respeto por parte de los demás.

Cada persona tiene su propio reloj biológico que marca, por ejemplo, el momento en que trabaja mejor, el momento en que necesita descansar. La gestión del tiempo también consiste en establecer pausas para comer y descansar.  Para muchas personas hoy en día, la gestión del tiempo también tiene que ver con la limitación del uso de los medios de comunicación. Una forma práctica de gestionar el tiempo es tener un calendario de planes y citas.

  • Cuidar de la salud

La buena salud es importante y bien vale el esfuerzo de introducir cambios positivos y crear hábitos saludables. Toda persona necesita un espacio y un tiempo para relajarse, dormir lo suficiente, una dieta equilibrada y ejercicio físico.

  • Cuidar las relaciones

Mantener buenas relaciones con los demás es una parte indispensable de una vida con sentido. Son importantes en el trabajo, y no hay que sobrevalorarlas en la vida privada. Las relaciones –

y concretamente las personas con las cuales se desarrollan – necesitan nuestro compromiso y cuidado. En cuanto a las relaciones en el trabajo, es especialmente importante recordar que se deterioran en un ambiente propenso a los cotilleos.

  • Desarrollar intereses

Gracias a nuestros intereses y aficiones, llegamos a conocer nuestro potencial, a desarrollarlo, a conocer nuestras posibilidades. Podemos desconectar eficazmente de nuestro trabajo cuando sea necesario. Fomentan nuestra motivación y perseverancia, nos ayudan en los contextos sociales. Nos proporcionan satisfacción y relajación y nos hacen sentir bien con nosotros mismos.

  • Ayuda profesional

Todo el personal que trabaja en contacto directo con las personas debería disponer de ayuda profesional. Puede tratarse de alguna forma de supervisión en la que una persona neutral pueda ayudarnos a comprender mejor las dificultades que surgen y, en efecto, a nosotros mismos. La supervisión puede hacerse en grupo o individualmente.

La historia de Ella como agente de apoyo mutuo

El reto más importante y más difícil para Ella era que se llevaba el trabajo a casa. Pensaba incesantemente en sus usuarios. Respondía a sus necesidades día y noche, también durante las vacaciones. Esto se tradujo con el tiempo en cansancio y menor eficiencia. Finalmente, Ella decidió introducir los siguientes cambios en su rutina de vida.

Rituales familiares y domésticos: cocinar y comer con su familia, divertirse y dar un paseo por la noche resultaron ser muy útiles para reducir el estrés y la tensión física. Ahora mientras pasa tiempo con su familia, Ella sólo responde a las llamadas más urgentes del trabajo.

Mindfulness en el día a día: Ella se beneficia de una supervisión en que también se le proporciona apoyo psicológico. Intenta ser amable y aceptarse a sí misma. Se preocupa de comer y dormir bien y de relajarse.

Aficiones: Desarrollar intereses y dedicarles tiempo es una forma eficaz de distanciarse del trabajo en el tiempo libre. Ella se dedica a la pintura y a la jardinería.