5.1 Introducción

Dada la alta prevalencia de las enfermedades mentales, el consumo de sustancias y las experiencias traumáticas entre las personas sin hogar, en este tema se analiza el modelo de recuperación como punto de partida para establecer la necesidad de integrar sus pautas en la red de asistencia a las personas sin hogar.

En el ámbito de la salud mental, la recuperación se considera un proceso en el cual se reclama una vida satisfactoria a pesar de las limitaciones de una enfermedad mental. Una revisión de la literatura sobre la recuperación en el ámbito de la salud mental identifica una amplia gama de elementos asociados con la recuperación, incluyendo los valores centrados en la persona, la esperanza, el aumento de la capacidad de acción, la autodeterminación, el sentido de propósito y la toma de conciencia.

Hoy en día, en el ámbito de las personas sin hogar, existe una tendencia creciente hacia los enfoques que apoyan la elección, el empoderamiento y la recuperación de la persona: los resultados prometedores de los programas basados en el modelode recuperación podrían, de hecho, ofrecer una visión unificadora para los sistemas de atención en el ámbito de la asistencia a las personas sin hogar.

5.2 Resultados del aprendizaje

En este apartado los alumnos aprenderán a

  • Conocer la interrelación entre las enfermedades mentales y la situación de sinhogarismo
  • Familiarizarse con las premisas y principios del modelo de recuperación
  • Conocer los pilares de la recuperación según el modelo CHIME: Conexión, Esperanza, Identidad, Significado y Empoderamiento
  • Comprender la relación entre el modelo médico y el modelo de recuperación
  • Adquirir nociones sobre la aplicación del modelo de recuperación en la intervención con las personas sin hoga5.3 La salud mental y la recuperación

5.3 Relación entre enfermedad mental y sinhogarismo

En comparación con la población general, las personas sin hogar y las que se encuentran en situación de vulnerabilidad socioeconómica sufren con mayor frecuencia problemas de salud mental. Según la organización benéfica Crisis UK, la incidencia de los trastornos mentales más comunes es más del doble en las personas socialmente marginadas, mientras que las psicosis esentre 4 y 15 veces más frecuentes en las personas sin hogar. Su riesgo de morir es casi 5 veces mayor en comparación con la población general de la misma edad. En un estudio realizado en 2019 por los servicios de atención a las personas sin hogar de Inglaterra se destaca que más de dos tercios de los clientes de estos servicios sufren enfermedades mentales, muchas de ellas sin diagnosticar.

En muchos casos, las enfermedades mentales jugaron un papel relevante en las vivencias de quienes han perdido su vivienda. Además, teniendo en cuenta la inseguridad y el estrés persistente al que están expuestas las personas sin hogar, la salud mental es un factor determinante en la capacidad de un individuo para mantener una vivienda estable. Por otro lado, de conseguirse esta estabilidad, aumenta la probabilidad de recuperación del individuo de los problemas de salud mental a largo plazo.

Las mujeres están más expuestas que los hombres a ciertos factores de riesgo que pueden ser causantes de trastornos mentales y de sinhogarismo más adelante, como son la violencia física y sexual en la infancia. Los problemas de salud mental resultan más frecuentes en las mujeres sin hogar (en particular, se observa alta incidencia de autolesiones e ideas suicidas entre las mujeres sin hogar). También los grupos étnicos minoritarios, los refugiados y los solicitantes de asilo presentan una mayor incidencia de enfermedades mentales en comparación con la población sin hogar en general.

Aquí, consideramos tres factores principales que subyacen al riesgo de quedarse sin hogar: la pobreza, la exclusión social y la vulnerabilidad personal. Las personas marginadas tienen menos capacidad para mantener un empleo a largo plazo, lo que implica un riesgo de inestabilidad económica. La presencia de ideas delirantes hace que los individuos limiten sus relaciones sociales. En el caso de las personas sin hogar, esto les lleva a alejarse también de los posibles medios de subsistencia y de la posibilidad de recibir asistencia social. Además, las enfermedades mentales tienen un efecto negativo en la capacidad de juicio de la persona, lo cual compromete su capacidad para pensar con claridad y afrontar las adversidades.

La concurrencia de una enfermedad mental y la falta de hogar puede conducir a una exacerbación de estados emocionales negativos como el miedo, la ansiedad y la depresión que están relacionados con un mayor riesgo de caer en el abuso de sustancias o de alcohol.

Las personas que sufren enfermedades mentales tienden a quedarse sin hogar durante períodos de tiempo más largos, perdiendo progresivamente el contacto con la familia y la red social. El papel de los servicios comunitarios y sociales es aún más relevante si se tiene en cuenta los casos de personas que sufren problemas graves de salud mental, puesto que son los que más riesgo tienen de verse en situación de sinhogarismo al salir de los hospitales o de las cárceles.

El modelo de recuperación

El tratamiento de los problemas de salud mental es difícil debido al gran número de variables individuales que intervienen en su desarrollo. En las últimas décadas, el modelo de recuperación ha demostrado su eficacia por su perspectiva centrada en la persona. El modelo de recuperación se basa en dos sencillas premisas:

1ª Es posible recuperarse de una enfermedad mental.

2ª La recuperación más eficaz es la que está orientada hacia la persona.

Este modelo parte de una visión holística de la vida de las personas. La recuperación de los trastornos mentales o de las adicciones por consumo de sustancias es «un proceso de cambio a través del cual los individuos mejoran su salud y bienestar, viven una vida auto dirigida y se esfuerzan por alcanzar su máximo potencial» (Lyon S., 2020).

Hay cuatro dimensiones que fomentan la recuperación:

  • Salud: la persona debe tomar decisiones que favorezcan su bienestar físico y mental para avanzar en su recuperación.
  • Vivienda:  la persona necesita un lugar seguro y estable para vivir.
  • Propósito: Rutinas diarias significativas como estudiar y formarse, ir a trabajar, estar con la familia y participar en la comunidad son importantes durante el proceso de recuperación.
  • Comunidad:  Las relaciones sociales de apoyo proporcionan a la persona el afecto, la disponibilidad emocional y el respeto que necesita para vivir y prosperar. (Lyon S., 2020)

En el modelo de recuperación, las relaciones sociales de un individuo son de crucial importancia para modular los efectos negativos de los trastornos mentales y del abuso de sustancias. Contar con relaciones que le proporcionan apoyo y cariño mejora la capacidad de la persona para afrontar los síntomas de la enfermedad y facilita la recuperación. En este proceso, los profesionales de la salud como psicólogos, psiquiatras y médicos pueden proporcionar apoyo hasta cierto punto, pero la intervención tendrá más posibilidades de éxito si la persona tiene una interacción social positiva con los demás miembros de la comunidad. Los grupos de apoyo mutuo y las organizaciones comunitarias pueden desempeñar un papel importante en la recuperación de los trastornos mentales al permitir a las personas compartir su experiencia.

No debemos olvidar la importancia de la vivienda en la recuperación de los problemas de salud mental. Una vivienda adecuada y estable permite que las personas se sientan seguras, reduciendo así en gran medida el estrés y otros factores de riesgo que pueden llevar a desarrollar problemas de salud mental o a agravar los existentes. Disponer de un espacio personal adecuado aumenta la percepción de estabilidad y seguridad de la persona, a la vez que ofrece la oportunidad de desarrollar el sentido de la responsabilidad para mantener el lugar en buen estado.

Según SAMHSA – Substance Abuse and Mental Health Services Administration (2012), los diez principios rectores de la recuperación son:

  • Surge de la esperanza;
  • Está impulsada por la) persona;
  • Se puede conseguir a través de diferentes vías;
  • Tiene una visión holística de la persona;
  • Se sirve del apoyo entre pares;
  • Se apoya en las relaciones y los vínculos sociales;
  • Tiene una base e influencia cultural;
  • Aborda los problemas derivados del trauma;
  • Implica al individuo, a la familia y a la comunidad;
  • Se basa en el respeto.

Uno de los principales puntos fuertes del modelo de recuperación es que se centra en las habilidades y capacidades de los individuos, más que en sus carencias y patologías. De este modo, aumenta la confianza en el individuo, a quien se le permite explorar su propia experiencia vital y convertirse en el protagonista del tratamiento.

Aceptar y asumir las propias limitaciones forma parte del proceso de recuperación. Al identificar sus puntos débiles, las personas pueden reflexionar sobre los apoyos que necesitarán para moderar los síntomas de sus problemas de salud mental. Desarrollar este tipo de conciencia les ayuda a adoptar estrategias de resiliencia para enfrentarse a su estado y luego a integrarlas en su vida cotidiana. La aceptación abre el camino para el empoderamiento, la elección, la autodeterminación y la integración en la comunidad, que juntos aumentarán la capacidad de los individuos para movilizar recursos útiles para gestionar los síntomas de su enfermedad, aumentando así sus probabilidades de éxito.

Los pilares de la recuperación (CHIME)

CHIME es el acrónimo en inglés para Conexión, Esperanza, Identidad, Significado y Empoderamiento.

  • Conexión y relaciones de apoyo

Tener relaciones recíprocas, positivas y significativas desempeña un papel decisivo a la hora de potenciar la motivación y la confianza en uno mismo para alcanzar el éxito. La familia y los amigos pueden ayudar a las personas a lo largo del proceso de recuperación a creer en sus capacidades para cambiar, a la vez que les proporcionan motivación para hacerlo. Además, compartir historias personales con otros miembros de la comunidad que se enfrentan a retos similares (por ejemplo, la lucha contra las adicciones) puede contribuir a que se motiven mutuamente. Los grupos comunitarios (como Alcohólicos Anónimos) también pueden desempeñar un papel importante al proporcionar un espacio sin prejuicios para compartir los sentimientos y las emociones asociados al proceso de recuperación. Tras lograr la recuperación, los miembros de estos grupos pueden actuar como referentes, proporcionando orientación y representando el punto de llegada deseado del viaje que otros miembros están realizando. Mientras relaciones de ayuda unidireccionales pueden desembocar en un mecanismo de «caridad» que podría perjudicar el proceso de recuperación, las relaciones de apoyo sanas, recíprocas y equilibradas son fundamentales para establecer un entorno social positivo que aumente las posibilidades de éxito en el proceso de recuperación.

  • Esperanza

Es uno de los componentes más importantes que influyen en la motivación para afrontar los cambios que implica el proceso de recuperación. La esperanza es más que optimismo— es la creencia de que las personas tienen la capacidad de superar los problemas y la incertidumbre para alcanzar su objetivo final. La esperanza puede surgir progresivamente durante la recuperación después de un determinado punto de inflexión y debe ser lo suficientemente fuerte como para resistir los momentos de desesperación. También hay que tener confianza en la capacidad de uno mismo para sobrellevar los fracasos, los riesgos y los nuevos golpes.

  • Identidad

Otro elemento importante es la recuperación del sentido de identidad propia de forma permanente, que puede haberse debilitado significativamente en los individuos socialmente marginados. Una forma de recuperar el sentido de identidad es mediante el «retraimiento positivo» que implica regular la participación social y negociar el espacio público para acercarse a los demás solo cuando uno se sienta seguro e importante. Al cultivar el espacio psicológico personal es posible desarrollar un amplio sentido de identidad, descubrir los intereses de uno mismo, o desarrollar la espiritualidad. Este proceso también ayudará a construir el sentido de pertenencia social del individuo y generalmente se ve facilitado por experiencias de aceptación interpersonal y de reciprocidad. Al mismo tiempo, supone que el individuo tenga que interceptar y procesar mensajes explícitos e implícitos procedentes del entorno social más amplio.

Cuando un individuo está preparado para el cambio, se inicia un proceso de aceptación del pasado. La construcción de la confianza en la capacidad de renovar la identidad personal puede implicar tener que gestionar emociones negativas como el dolor, la desesperación y la ira.

  • Formación de estrategias de respuesta saludables y de esquemas internos valiosos

Los medicamentos o la psicoterapia pueden ser útiles para disminuir los síntomas adversos de las enfermedades mentales, pero también tienen sus inconvenientes. Una persona debe ser informada sobre cómo actúan los medicamentos que va a tomar, cuáles son sus ventajas y por qué los especialistas consideran que estos son los medicamento más adecuados para ella. Una mejor comprensión de la terapia recetada puede ayudar a desarrollar la percepción de los propios rasgos internos y los mecanismos emocionales, lo que lleva a un conocimiento más preciso de uno mismo.

Se considera que las estrategias de afrontamiento saludables son un elemento crucial en el proceso de recuperación. Su desarrollo requiere que la persona identifique sus puntos clave de estrés y las estrategias que le resultan útiles para hacer frente a las adversidades. La comprensión profunda de uno mismo ayudará a construir un sentido de propósito que jugará un papel clave en el proceso de recuperación. Esto puede llevar a la recuperación o al desarrollo de un papel social o laboral, y también puede implicar la renovación, la búsqueda o la adopción de una filosofía, una religión, una política o una cultura que sirva de guía a la persona. Desde la perspectiva posmoderna, esto puede describirse como «desarrollar una narrativa».

  • Empoderamiento y establecimiento de unas bases seguras

Para empoderar a las personas a lo largo del proceso de recuperación es necesario tener en cuenta aspectos como la condición de vida, el poder adquisitivo que le pueda permitir tener una vida digna, ser libre de cualquier forma de abuso y violencia, tener acceso a la asistencia sanitaria, entre otras cosas. En combinación con la autodeterminación, se considera que el empoderamiento es fundamental para la recuperación, al contribuir a reducir los efectos sociales y psicológicos del estrés y el trauma.

Por ejemplo, la teoría del empoderamiento de la mujer sugiere que para promover la recuperación de las enfermedades mentales, del abuso de sustancias y del trauma es necesario ayudar a las personas a comprender sus derechos para aumentar su capacidad de tomar decisiones de forma autónoma. Esto significa desarrollar confianza para tomar decisiones independientes y asertivas, así como parabuscar ayuda, obteniendo una medicación adecuada y llevando a cabo prácticas de cuidado personal. Otra parte importante del empoderamiento es lograr la inclusión social, superar los efectos del estigma y los prejuicios sobre la enfermedad mental. Los defensores de la teoría del empoderamiento de la mujer sostienen que es importante reconocer que la visión que tienen las personas en recuperación de sí mismas está perpetuada por estereotipos y por la necesidad de luchas contra esas ideas. Para conseguir empoderar a la persona, según esta lógica, hay que cambiar la visión que tiene de sí misma y del mundo. En la práctica, el empoderamiento y establecimiento de unas bases seguras requieren de relaciones de apoyo mutuo entre personas con experiencias similares, además de la identificación de los puntos fuertes de la persona , el conocimiento del trauma y del contexto cultural por parte de los servicios de apoyo. (Francis East, J., & Roll, S. J. 2015).

El modelo de recuperación vs el modelo médico

The recovery model for people with mental illness is opposite to the medical model.

El modelo de recuperación de las personas con enfermedades mentales es opuesto al modelo médico.

El modelo médico postula que los trastornos mentales tienen causas fisiológicas. Por consiguiente, hasta mediados de los años setenta, muchos profesionales creían que los pacientes con trastornos mentales estaban condenados a vivir con su enfermedad para siempre, y la atención terapéutica se limitaba a medicar al paciente. Esta creencia afectaba especialmente a las personas con diagnostico de esquizofreniay trastorno bipolar.

El principio distintivo del modelode recuperación es, en cambio, la creencia de que las personas pueden recuperarse de la enfermedad mentale para llevar una vida plena y satisfactoria. Se necesitaron dos décadas para que esta creencia básica ganara terreno entre la comunidad médica. Los propios pacientes han desempeñado un papel importante en el desarrollo de este enfoque centrado en la persona, al expresar su interés en participar activamente en su propio tratamiento. A través de las experiencias vividas por los pacientes en primera persona, estos demostraron que, recibiendo los apoyos adecuados, podían llevar una vida activa en la comunidad. Este cambio histórico en el modelo de la intervención refleja el segundo pilar básico del modelo de recuperación: los cambios más duraderos se producen cuando el paciente codirige el proceso.

Aunque el modelo médico y el de recuperación a menudo parecen contradecirse, los investigadores sugieren que deben considerarse de forma complementaria a la hora de planificar una intervención. La información fisiológica que proporciona el enfoque médico debe tenerse en cuenta para evaluar mejor las necesidades médicas dela persona, mientras que su participación activa en las decisiones sobre su tratamiento permite que este se centre en sus necesidades y, por tanto, sea más eficaz.

Los datos empíricos recogidos por la investigación médica son fundamentales para definir los tratamientos adecuados para cada persona; esto tiene que combinarse con el empoderamiento personal y el apoyo mutuo que proporciona el modelo de recuperación para afrontar mejor los síntomas de la enfermedad, lo que se traduce en un mayor índice de éxito.

Aplicación del modelo de recuperación en las personas sin hogar

El modelode  recuperación está cambiando el tratamiento de las enfermedades mentales, de las adicciones a sustancias y del trastorno por estrés postraumático. Sin embargo, aún no está bien integrado en las redes de atención a las personas sin hogar donde, muy a menudo, únicamente se prestan servicios asistenciales para cubrir las necesidades primarias. Diversos agentes trabajan para proporcionar los numerosos servicios necesarios para ayudar a las personas sin hogar: alojamiento o refugio de emergencia, servicio de alimentos, asistencia para el empleo, atención médica, apoyo a la salud mental o programas de rehabilitación. Se trata de servicios que suelen tener diferentes fuentes de financiación y diferentes proveedores proporcionan diferentes servicios. El reto es construir un modelo de atención integral unificado y orientado a la recuperación de las personas sin hogar.

Tabla 1. Guía para la transformación de los sistemas de servicios mediante los principios de recuperación individual[1]

Enfoque tradicionalEnfoque orientado a la recuperación individualSistema de servicios de recuperación
La recuperación puede no ser posible para todos.La recuperación es posible para todos.La transformación de los sistemas orientados a la recuperación es posible.
El impacto del trauma no se entiende bien en la prestación de servicios a las personas que tienen antecedentes de ser personas sin hogar.El impacto del trauma desempeña un papel fundamental en la vida de las personas que reciben los servicios.Las políticas, las prácticas y los entornos se adaptan para dar cabida a la respuesta traumática en las personas que reciben y prestan servicios.
Tendencia a categorizar a las personas de forma fija: «buena», «enferma», «sin hogar crónico» o » involucrada en los servicios» en lugar de ver sus vidas como un proceso dinámico.Dinámico y holístico. Considera a las personas dentro del contexto total de sus vidas. La recuperación es una carrera de fondo y no es un proceso necesariamente lineal.Dinámico y holístico. Considera que la propia organización es orgánica. Ajusta las políticas y las prácticas en función de las aportaciones de los beneficiarios y del personal.
Los proveedores de servicios son los expertos en el proceso de recuperación y saben qué es lo mejor para los usuarios. Se espera que se cumplan las normas. A veces se puede recurrir a la fuerza y a la coacción.Los usuarios son expertos de su propia recuperación, por lo que se fomenta la autodeterminación y la autonomía. Los proveedores de servicios participan en el proceso de recuperación. La fuerza y la coacción son contrarias a la recuperación, ya que socavan la confianza y la conexión y conducen al riesgo de volver a sufrir traumas.Se fomenta la autodeterminación y la autonomía del personal y se le aprecia por su experiencia. Se centran en disminuir los desequilibrios de poder y en actuar de forma colaborativa. Las políticas buscan eliminar las prácticas de coacción y reducir el riesgo de volver a sufrir traumas.
Orientado al diagnóstico, centrado en los síntomas.Centrado en los puntos fuertes. valora las habilidades y capacidades.Se centra en la solidez, en valorar a todo el personal por sus capacidades, habilidades y experiencia.
No está especialmente sujeto a revisión pública.Compartir la información conduce a la elección, la autonomía, una mayor autodeterminación, la conexión y la confianza.Promueve la transparencia y la responsabilidad a todos los niveles proporcionando información al público.
Las relaciones se basan en las jerarquías y la autoridad posicional. El reparto de poder es limitado.El poder se comparte. Las relaciones de colaboración se basan en la autenticidad, la honestidad y el reconocimiento de los desequilibrios de poder.Cooperativo. Valora a todos los miembros de la organización ya que todos contribuyen a su desarrollo. . Reconoce los desequilibrios de poder y trata de equilibrarlos en la medida de lo posible.

La tabla 1 contrasta los valores del enfoque tradicional («la recuperación puede no ser posible para todos») con los valores del enfoque orientado a la recuperación individual («la recuperación es posible para todos»), y prevé cómo estos últimos pueden transformar los valores del sistema de servicios para crear un nuevo paradigma de atención orientada a la recuperación y de transformación de los sistemas («la transformación de los sistemas orientados a la recuperación es posible»). Esta tabla es una guía útil para traducir los valores individuales de recuperación en la transformación de los sistemas de atención.

Para integrar los principios de recuperación en los sistemas de atención a las personas sin hogar, un punto de partida útil es centrarse en el desarrollo de relaciones que promuevan la recuperación, el empoderamiento, la esperanza y los valores centrados en las personas. Las personas que se están recuperando de problemas de salud mental o del consumo de sustancias, identifican el hecho de tener a una persona en la que puedan confiar como una necesidad y uno de los motores de la recuperación. Muchas de las personas que han salido de la indigencia atribuyen su éxito al hecho de haber establecido relaciones personales significativas con otras personas.

A menudo, el proceso de reconstrucción de la identidad propia se produce dentro de la relación con un proveedor de servicios. Las investigaciones sugieren que el acercamiento es un paso fundamental para que las personas sin hogar «establezcan una conexión personal que proporcione la chispa para el viaje de vuelta a una vida plena y digna». Reconectar con uno mismo y con la comunidad es un paso crucial en el proceso de recuperación de las personas que han experimentado la situación de sinhogarismo.

La creación de redes de apoyo es una estrategia útil para adoptar el modelo de recuperación en los recursos dirigidos a las personas sin hogar. Posicionar a personas con experiencia en primera persona entre el personal de las organizaciones y en las posiciones de liderazgo es un paso necesario para transformar la cultura organizacional predominante y los modelos de prestación de servicios. Los programas de servicios gestionados y atendidos por los usuarios se dividen en tres categorías: servicios dirigidos por usuarios (gestionados y operados por los usuarios principalmente); servicios en que colaboran usuarios (los usuarios gestionan y prestan servicios en asociación otras personas) y servicios que emplean a usuarios (parte del personal son usuarios).

Al estar inspirada en los principios del modelo de recuperación, la integración contribuye a fomentar ese enfoque a través del empoderamiento de los usuarios en todas las etapas del proceso como «embajadores de la recuperación». Los empleados con experiencia en primera persona representan el principio básico de la recuperación: la esperanza.

La experiencia de Connecticut, EE.UU.: un proyecto de éxito

El estado de Connecticut ha estado a la vanguardia en lo que se refiere a la introducción de la atención orientada a la recuperación en el año 2000, antes de que este enfoque se situara en la agenda política nacional de los EE. UU. Desde el principio, se trató de una iniciativa sistémica destinada a transformar el sistema de atención en uno que «identificara y aprovechara los activos, los puntos fuertes y las áreas de salud y competencias de cada persona, para ayudar a la persona a tomar el control sobre los síntomas de su enfermedad, a la vez que recupera un sentido de propósito y de pertenencia a la comunidad».

La iniciativa de Connecticut incluyó una colaboración con el Program for Recovery and Community Health (Programa para la recuperación y salud comunitaria) de la Universidad de Yale para crear un Instituto de Educación y Formación para la Recuperación para formar a los proveedores en áreas como: acompañar la recuperación, la planificación centrada en las personas, la contratación y el trabajo con agentes de apoyo entre pares, las competencias culturales, la entrevista motivacional y otros temas.

Merece la pena destacar dos lecciones de la experiencia de Connecticut:

  • La primera lección aprendida es que la recuperación no se refiere a ningún servicio, intervención o apoyo en concreto, sino a lo que las propias personas en esta fase hacen para facilitar su propia recuperación. Esto es importante porque subraya la importancia de involucrar a los usuarios, de concentrarse en la persona y de trabajar en colaboración con todas las partes interesadas para desarrollar una visión común de un sistema de atención orientado a la recuperación.
  • La segunda lección importante de la experiencia de Connecticut es que la recuperación no puede simplemente «añadirse» a los servicios existentes, sino que debe ser un objetivo global y un valor integrado a nivel sistémico para transformar y reajustar las políticas, las prácticas, los procedimientos, los servicios y los apoyos.

Estas lecciones proporcionan importantes precedentes que podrían contribuir a la adopción del modelo de recuperación en toda la red de asistencia a las personas sin hogar.

En conclusión, el empoderamiento del individuo en la recuperación es un pilar fundamental de un proceso que no es lineal, debe estar basado en las virtudes y necesita construirse en base a las distintas capacidades del individuo. La recuperación podría convertirse en un objetivo y un valor global que transformara las políticas, las prácticas, los procedimientos, los servicios y los apoyos de la red de asistencia a las personas sin hogar. Estos cambios tienen el potencial de mejorar la vida de millones de personas afectadas por el sinhogarismo.


[1] Fuente: Prescott L, Harris L. (2007). Moving Forward, Together: Integrating Consumers as Colleagues in Homeless Service Design, Delivery and Evaluation.Rockville, M.D.: Center for Mental Health Services, Substance Abuse and Mental Health Services Administration.

5.4 Ulteriori letture